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¿Qué es el Alzheimer?

La enfermedad de Alzheimer es una afectación degenerativa de las células cerebrales ­las neuronas­ de carácter progresivo, adquirido (no se nace con ella) y de origen todavía desconocido.

En las personas que padecen esta enfermedad se observan diversas alteraciones que afectan a funciones cognitivas como la memoria, el reconocimiento visual de objetos, la capacidad para realizar movimientos voluntarios y el razonamiento lógico. La enfermedad de Alzheimer provoca, al mismo tiempo, un deterioro de la calidad de vida del enfermo y de su entorno familiar, y conlleva graves dificultades de convivencia. Se trata de de la demencia más extendida y conocida.

En 1992, la Organización Mundial de la Salud definió la enfermedad de Alzheimer como una dolencia degenerativa cerebral primaria, de etiología desconocida, que presenta rasgos neuropatológicos y neuroquímicos característicos.

El trastorno se inicia por lo general de manera insidiosa y lenta, y evoluciona progresivamente durante un período de años. El período evolutivo puede ser corto, de dos o tres años, pero en ocasiones es bastante más largo. Puede comenzar a la edad madura e incluso antes, pero la incidencia es mayor hacia el final de la vida. En casos con inicio antes de los 65 a 70 años es posible que se tengan antecedentes familiares de una demencia similar, el curso es más rápido y predominan síntomas de lesión en los lóbulos temporales o parietales, entre ellos afasias o apraxias. En casos con inicio más tardío, el curso tiende a ser más lento y a caracterizarse por un deterioro más global de las funciones corticales superiores.


¿Qué Síntomas Presenta el Enfermo de Alzheimer?

La enfermedad se manifiesta de forma lenta y progresiva. Los primeros síntomas van asociados a una disminución de la "memoria reciente" o inmediata, es decir, la que corresponde a hechos que se han producido en los últimos días o semanas.

Otra de las alteraciones que desarrolla la persona enferma de Alzheimer son los cambios en el comportamiento y en la personalidad. Se muestra irritable y con frecuentes cambios de humor, y puede llegar a aislarse de su entorno familiar y social.

Aunque la persona enferma continúe razonando y comunicándose bien con los demás, tiene, sin embargo, problemas para encontrar las palabras precisas. Sus frases son más cortas y mezcla ideas que no tienen relación directa entre sí.


Fases de la Enfermedad de Alzheimer

Primera Fase de la Enfermedad de Alzheimer

Años

PRIMER AÑO SEGUNDO/TERCER AÑO
Enfermo
  • Disminución de la autoestima
  • Miedo al deterioro
  • Cierta confusión
  • Se encuentra torpe
  • Mecanismos de defensa
  • Olvidos ocasionales
  • Perdida de vocabulario
  • Confusiones espaciotemporales
  • Dificultad en actividades mecánicas
  • A veces agitación, nerviosismo
Familia
  • Observa reacciones anómalas en el futuro enfermo
  • Lleva al enfermo al neurólogo
  • Impacto del diagnóstico
  • Fase de información
  • Fase de planificación
  • Aparece cuidador principal
  • Alteración de la vida familiar

CONSEJOS

  • Obtener el diagnostico preciso
  • Requerir medicación conveniente Información.
  • Planificación.
  • Comprensión con el enfermo
  • Solidaridad familiar

 

Segunda Fase de la Enfermedad de Alzheimer

Años CUARTO AÑO QUINTO AÑO  SEXTO AÑO
Enfermo
  • Olvida sucesos recientes
  • Apenas realiza actividades
  • No comprende situaciones nuevas
  • No reconoce lugares y objetos, duda entre las personas, no recuerda el día mes ni estación del año, etc.
  • Cada vez camina mas torpemente
  • No se vale por si mismo para vestirse, comer, caminar...
  • Necesita atención constante
  • La afectividad es el lazo que le une a la vida con los demás
Familia
  • Cuidador principal: angustia ante el deterioro del enfermo.
  • Miedo al futuro.
  • Cansancio físico y psíquico
  • Familiares: establecimiento de una rutina horaria para relevar al cuidador principal.
  • Ansiedad y sentimiento ambivalentes

 

CONSEJOS

  • Movilizar al enfermo (taca­ taca)
  • Gimnasia pasiva
  • Alimentación hiperproteica
  • Mantener rutinas

 

Tercera Fase de la Enfermedad de Alzheimer

Años SÈPTIMO AÑO OCTAVO AÑO NOVENO AÑO
Enfermo
  • No conoce ni reconoce
  • No habla Inconsciente gran parte del día Inmóvil
  • Alterna la cama con un sillón
  • Gran parte del tiempo durmiendo
  • Algunos breves momentos de consciencia
  • Aparición de problemas respiratorios, de deglución, dermatológicos
Familia
  • Cuidador principal: sentimientos de soledad, impotencia.
  • Dificultad para afrontar la muerte biológica del enfermo
  • Familiares: planificación para relevar al cuidador principal y ayudar en cambios posturales, higiene del enfermo, etc...

CONSEJOS

  • Colchón anti­escaras.
  • Protectores para la piel.
  • Cama articulada, ropa 100% algodón
  • Alimentación en purés, zumos, con suplementos hiperproteicos y vitamínicos
  • Cambios posturales.
  • Cuidadosa higiene del enfermo
  • Masajes para activar la circulación sanguínea

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en la clínica, es decir en los síntomas que presenta el enfermo tanto en su inicio como en su evolución. Pero es un diagnóstico de posible o probable.

Es muy importante hacer un diagnóstico temprano (cuando empiezan los síntomas) para iniciar ya las terapias tanto farmacológicas como no farmacológicas (si bien hay que saber que no son eficaces en todos los enfermos y que hay demencias en las que no están indicadas).

Pero también es importante diferenciarlas de lo que no es demencia (pérdidas por el envejecimiento, depresión, esquizofrenia, síndrome confusional agudo, problemas endocrinológicos, tumorales, etc…). Para este diagnóstico, hay que explorar físicamente y mentalmente (test neuropsicológicos) a los enfermos en la clínica, hay que solicitarles analíticas y pruebas de imagen radiológicas como el TAC, la Resonancia, el SPECT o el PET.

En muy pocos años estarán desarrollados sistemas de imagen que definirán las áreas de lesión cerebral a un precio moderado para estar accesibles a toda la población.


Tratamiento

Los últimos avances comienzan a abrir una ventana a la esperanza en esta enfermedad. Un acercamiento más etiopatogénico y multifactorial no va a curar la enfermedad, pero sí puede ralentizar su curso y, sobre todo, mejorar la calidad de vida del paciente y la de sus cuidadores.

Hay que hacer una correcta planificación y coordinación asistencial, que permita recomendar y asignar el recurso más idóneo para cada fase de la enfermedad y que integre desde una visión multidisciplinar tanto las necesidades sociosanitarias como las psicosociales. En esta tarea estamos implicados todos. Dos normas básicas:

  • Ajustar los cambios en el hogar al proceso de deterioro de la enfermedad.
  • Ser prácticos: si algo no funciona, dejamos de hacerlo y si lo hace, lo continuamos.

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